Las celdas de coco, también conocidas como nata de coco, son un alimento masticable, translúcido y gelatinoso que se produce mediante la fermentación del agua de coco. La producción de las celdas de coco se realiza mediante la producción de celulosa microbiana.
Las celdas de coco se originaron en Filipinas en 1949 como una alternativa a la nata de piña, otro postre filipino similar a un gel que era estacional debido a las cosechas de piña en declive. La producción comercial comenzó en 1954, cuando la Corporación Nacional del Coco abrió una sucursal en Alaminos, Laguna e introdujo la tecnología a los agricultores locales.
En la década de 1970, la producción de celdas de coco se optimizó gracias a los esfuerzos de un equipo de microbiólogos dirigido por Priscilla C. Sánchez. Desde entonces, la demanda de cocos ha aumentado y las celdas de coco se han convertido en uno de los principales productos de exportación de Filipinas.
Las Celdas de coco se elaboran principalmente con agua de coco y, por lo tanto, tienen un perfil nutricional modesto.
Una taza (118 gramos) contiene solo 109 calorías, 1 gramo de proteína y 7 gramos de carbohidratos.
Sin embargo, se caracterizan como saludables ya que contienen fibra dietética para ayudar a la digestión y tienen menos calorías en comparación con otros postres.
Las celdas de coco se producen en pequeñas granjas en Filipinas, Tailandia, Vietnam, Malasia e Indonesia, especialmente en Yogyakarta, y se venden comúnmente en frascos.
La elaboración de las celdas de coco implica la extracción del agua de coco, la fermentación del agua de coco, la separación y corte de la capa superficial producida de celdas de coco, la limpieza y lavado, el corte y embalaje.
Las celdas de coco se pueden consumir solas o se pueden utilizar como ingrediente para una variedad de alimentos, incluidos encurtidos, bebidas, helados, pudines y cócteles de frutas.
También se pueden utilizar en ensaladas de frutas, pasteles de coco, refrescos, bubble tea y yogures.